fbpx

TALLER: Evaluación del Paro 8M y construcción del Foro Feminista frente al G20

Decenas de mujeres de diferentes partes del mundo compartieron experiencias, apredizajes y reflexiones sobre el pasado Paro Feminista Internacional del 8 de Marzo.

14 de marzo , 2018-04-29 FSM, Bahía, Brasil

Organizado por: DAWN; SOS CORPO (Brasil) Red de Género y Comercio, Articulación de Mujeres Brasileras (AMB), Articulación Feminista Marcosur, Espacio de economía feminista de la SEC, Cátedra Libre Virginia Bolten (Argentina)

A inicios de diciembre de 2017 realizamos el Foro Feminista contra la OMC, en el que además de debatir y construir estrategias también afirmamos la importancia de fortalecer la acción internacional hacia el 8M. Una de las estrategias pensadas fue construir un Foro Feminista Contra el G20, que será realizado en noviembre de 2018 en Argentina. De cara a esas movilizaciones contra el G20 y tras la Huelga Feminista del 8 de Marzo pasado, DAWN convocó junto a otras organizaciones a reunimos en el Foro Social Mundial (FSM) para para analizar lo que los 8M nos han dejado.

La Huelga Feminista ha sido una herramienta usada por las trabajadoras y trabajadores formales del mundo entero como una forma de enfrentar la globalización neoliberal que viene desbordando el trabajo asalariado, pero también de visibilizar el trabajo reproductivo no remunerado de las mujeres y las formas diversas de producción en las comunidades, en las tierras indígenas, en los quilombos y en las periferias urbanas.

El taller permitió profundizar en ese nuevo entendimiento, haciendo un balance de los nuevos formatos utilizados en las huelgas de este año y reflejando el placer colectivo de nuestras victorias conjuntas, para animarnos en el camino de futuras luchas en el 2018. En este artículo resumimos los principales elementos que fueron señalados durante el intercambio de testitmonios como claves para el éxito de las movilizaciones del 8M, así como algunos de los desafíos compartidos.

Los procesos organizativos previos y las asambleas populares son determinantes. De Argentina a Brasil, de Bolivia a Mozambique y de España a la India, las compañeras presentes en el taller expresaron que el éxito de las convocatorias se debe a las experiencias de organización colectiva, de debate previo y de consultas locales y nacionales. Estos procesos de movilización y de organización tan masivos son posibles “porque hay una historia de trabajo colectivo de más de 20 años “, como dijo una colega de Argentina. “Se construye desde un histórico de movilizaciones por la democracia y por políticas sociales”, afirmó una colega de Brasil. Los 8M convocaron a una huelga y a marchas, pero detrás hubo muchos debates de organización y movilización colectiva. “Hay mucha discusión feminista que por momentos es muy difícil; pero eso es lo que realmente importa porque hace al movimiento crecer “ , concluyó una compañera de Brasil.

La masividad y diversidad de grupos convocantes fue clave. Más de 150 países se sumaron este año a la Huelga Feminista. El 8M fue más allá de los #Metoo y de las denuncias en la alfombra roja en la entrega de los premios Oscars. Los números hablan de momentos históricos y sin precedentes en muchos países; a saber: 300 mil personas en Uruguay, 500 mil en Argentina y la huelga de España a la que adhirieron más de 5, 3 millones de trabajadrxs. Los múltiples testimonios demuestran que aunque los 8M surgen de los movimientos de mujeres y feministas, la convocatoria fue asumida tambié por otros colectivos. Los relatos contados por las compañeras de Brasil y Argentina, por ejemplo, reflejan como el Paro y las marchas se construyeron en asambleas masivas donde participaron mujeres representantes de movimientos indígenas, mujeres que están en sindicatos, activistas contra el extractivismo, personas trans, trabajadoras sexuales, activistas LGBT y trabajadoras domésticas.

La convocatoria logró trascender en muchos países las grandes ciudades y llegó al interior. Esto fue algo muy importante para muchas de las compañeras de Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Mozambique. “La Marcha ya no tiene cara de mujer blanca y urbana”, dijo una representante de Uruguay. Al momento del taller no teníamos números claros sobre la participación entre ciudad y campo, pero sí fotos, eslóganes, camisetas, pegatinas y relatos de las diversas compañeras de Brasil y de Argentina que demostraban la fuerte adhesión de comunidades del interior de sus países y la construcción de procesos de diálogo entre lo rural y lo urbano. El 8 M dio la oportunidad para que cada contexto construyera sus propias demandas en relación a violencia de género, discriminación contra las mujeres, brecha salarial, derechos sexuales y reproductivos, por ejemplo; pero también a la situación de grupos especialmente afectados por la influencia en políticas públicas de grandes grupos económicos que tienen interés en las riquezas naturales. Tal es caso explicado por las compañeras de la zona de Amazonía que hablaron de cómo el 8M fue momento para hacer demandas contra el agro-negocio y cómo esas demandas resonaron en muchas de las principales ciudades de Brasil.

El surgimiento de nuevas narrativas y nuevas formas de organizarse. Muchas de las nuevas consignas o nuevas formas de trabajar en colectivos vienen de aquellos grupos menos organizados (o más a los márgenes de los grupos históricamente asociados en redes y articulaciones nacionales o regionales). Algunos ejemplos son las mujeres que hacen frente a la minería a cielo abierto, las mujeres indígenas o las mujeres en la agricultura, que se sumaron por primera vez a las marcha del 8M este año. Podemos mencionar también a las juventudes de las periferias, juventudes negras, grupos de las diversidades sexuales y grupos organizados de mujeres del campo. Estos grupos traen nuevos desafíos para la agenda del movimiento feminista. Las participantes están de acuerdo que hay que hacer más para seguir sumando nuevas generaciones, sobre todo juventudes negras; abrir más oportunidades para articular a las mujeres y feministas de campo y de la ciudad; incluir más las agendas y la participación activa de grupos LGBT; articular más con las mujeres y feminismos indígenas, así como con mujeres no feministas y no organizadas.

Las consignas del 8M reflejan que aún hay luchas pendientes en los distintos contextos. A las demandas históricos por el aborto legal y seguro, derechos sexuales y reproductivos y denuncias contra los crecientes femicidios, se sumaron con más fuerza otras agendas que muestran con más fuerza las intersecciones entre la justicia de género, económica y ambiental. Las demandas en Bolivia y Brasil estaban fuertemente condicionadas por las luchas por la democracias, las reformas sociales y la protección de los recursos naturales. En Zimbabue se utilizó el 8M para levantar las demandas de las esposas de mineros desempleados, que luchan por derechos laborales desde hace más de cinco años.

Múltiples desafíos, pero una lucha común. Los relatos coinciden que el movimiento feminista y de mujeres crece y es diverso, múltiple e intergeneracional. Frente a los claros contextos de retrocesos en la agenda de derechos humanos en todo el mundo, es importante que este momento de convergencia en las localidades se vuelva más internacional. El desafío es aprovechar esta coyuntura de visibilidad y masividad histórica para entrar con más fuerza en debates de desarrollo y democracia, buscando apoyos más allá de nuestros movimientos feministas, para seguir avanzando en modelos transformadores y justos para todas. Esto implica la capacidad de capitalizar lo que está ocurriendo en torno a estas acciones masivas y poder organizarnos más allá de los paros. Otra pregunta levantada fue cómo sostener las alianzas más allá de los eventos y realmente construir agendas de largo aliento con otros grupos como estudiantes, mujeres en la política, mujeres referentes de la cultura, movimientos LGBT, etc. y cómo lograr ir más allá de los pronunciamientos, eslóganes y marchas para concretar acciones de incidencia política, para no esperar un año más para reunirnos y movilizarnos. Ya se ha demostrado que la lucha contra la violencia de género, la brecha salarial, el desempleo no es solamente del movimiento feminista.

Nuestro taller cerró con un gran aplauso y con la convicción de que se precisa avanzar hacia un movimiento internacional de mujeres contra el sistema capitalista que sostiene su vigencia también por la opresión de las mujeres; un movimiento que pueda defender la democracia, la justicia y las libertades de las personas.

Breves relatos

India. Sobre fundamentalismos y la corporativizacion de los 8M. Archana Dwivedi: “En India, somos una población muy diversa, con muchas etnias, lenguas y castas. Nos encontramos de muchas formas para expresarnos y conmemorar el 8M, pero aún no paramos como en España. Nos manifestamos como colectivo de mujeres, de trabajadoras; nos articulamos en plataformas de mujeres donde, por ejemplo, hay grupos LGBT, pero hay muchos temas como los traídos por las diversidades sexuales que aún cuesta mucho. Aún tenemos muchos desafíos para visibilizarnos. Se está levantando con fuerza el tema de los fundamentalismos religiosos. Hay retrocesos preocupantes, sobre todo en el derecho a la educación, en cuanto a quién accede a la educación, la calidad de los programas educativos y los temas que durante muchos años habían luchado las mujeres y feministas. Otro tema que preocupa durante la conmemoración de 8M es cómo este día ha sido cooptado por las empresas para vender productos de belleza, indumentaria, limpieza, etc. y dar una imagen de la mujer que dista mucho de la mujer empoderada y liberadora que como movimiento queremos dar en India. Tenemos mucho que aprender de cómo ustedes están trabajando los temas sobre fundamentalismos religiosos y cómo desafían al poder corporativo en Brasil”.

Colombia. Un contexto electoral desafiante; el 8M fue un momento para defender los acuerdos de paz y las mujeres en esos acuerdos. Fanny Gómez: “En Colombia el 8M se da en un contexto político complejo de coyuntura electoral donde se impide hacer manifestaciones públicas y se amenaza con revisar los acuerdos de Paz y perder el lenguaje de género. A pesar de este difícil contexto, las organizaciones de mujeres y feministas realizaron plantones en barrios para articularse y manifestarse, para defender el enfoque de género en los acuerdos de paz, porque las elecciones amenazaban con retroceder los avances en ese tema. La derecha, en caso de ganar, promete revertir los avance en la agenda de derecho al aborto, al reconocimiento a las identidades sexuales y el reconocimiento a parejas homosexuales”.

España. El debate no es la diversidad sino la desigualdad. Sofía Valdivielso: “Millones de mujeres de todo el país se han atrevido a parar, se han atrevido a desenmascarar esta estrategia neomachista y han puesto los datos sobre la mesa para combatir las distintas brechas que aún seguimos sufriendo (brechas salarial, brecha de cuidados, etc.). El feminismo en España ha salido a las calles, ha hablado de las mujeres y lo ha hecho reconociendo que somos diversas; ha insistido que lo importante del debate no es la diversidad sino la desigualdad. Las diversidades son obvias, están presentes y son celebradas por el feminismo, pero el feminismo no es una teoría sobre la identidad o sobre la diversidad, el feminismo es sobre todo una teoría política que pelea por otro mundo posible donde haya más igualdad y más justicia para todas y para todos. Son las diversas desigualdades que sufrimos todas las mujeres sólo por el hecho de ser mujeres lo que nos ha sacada a la calle, lo que nos ha unido en un grito colectivo con el mensaje claro y alto de que no vamos a permitir ni un paso atrás, que ya no tenemos miedo”.

Zimbabwe. Un 8M para exigir mayor participación política de las mujeres. Nancy Kachingwe: “En nuestro país nuestro desafío como movimiento de mujeres es la participación política, organizarnos y movilizarnos con movimiento. Desde la liberación de nuestro país, tenemos al mismo partido político en el gobierno y la participación política de las mujeres está permeada con mucha violencia en los partidos políticos y en otras esferas de la actividad política. Un punto fuerte el 8M fue usar el momento camino a elecciones para reclamar mejor ambiente de trabajo para las mujeres en la vida política y que los partidos incluyeran cuotas de mujeres en sus campañas. También fue fuerte la solidaridad con un grupo de esposas de trabajadores de minerías que no recibieron salarios por cinco años”.

Desde Saharaui, un llamado a la solidaridad. “Traigo las voces de las las mujeres saharauis que en cada FSM hemos venido a compartir la historia de nuestro pueblo, nuestros saberes, tradiciones y nuestra resistencia contra el invasor. Venimos de campos de refugiados, otras estamos en exilio, y resistimos diariamente en los territorios ocupados. El 8 M fue otro momento para denunciar, resistir y llamar a la solidaridad internacional para denunciar las violaciones cometidas por el ocupante marroquí contra las mujeres y el pueblo saharaui”.

Ver la galería de fotos del taller aquí.