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Poder corporativo e injusticia fiscal: aprendizajes y alternativas

Alejandra Scampini in the Latindadd event.

Hoy América Latina vive un momento de avance feroz del conservadurismo y de un liberalismo de tintes fascistas que atentan contra las democracias, las libertades, y criminalizan a las personas que defienden los derechos humanos y al planeta. Los avances de la derecha en varios países como Argentina, Brasil, Paraguay y Colombia promueven un terreno fértil para revitalizar el culto al mercado y al sector privado como llaves del éxito para el crecimiento económico y el bienestar de las personas. La 11ª Conferencia Ministerial de la OMC, la Cumbre del G20 y los recientes avances hacia tratados de libre comercio en países como México, Perú y Chile, buscan consolidar los privilegios de las corporaciones y de los inversores desconociendo los impactos de estos acuerdos sobre los derechos humanos y el medio ambiente.

Desde comienzos de este año, la sociedad civil organizada que trabaja en temas de comercio, fiscalidad, arquitectura financiera, deuda y alternativas económicas se ha reunido para visibilizar esta situación, para entender la complejidad y los matices de la situación en la región, para debatir y proponer estrategias de incidencia, denuncia y alternativas transicionales en América Latina. Las políticas fiscales resaltan como elementos claves para la construcción de cualquier modelo económico y social sostenible y justo.

En este sentido, la Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD) y la Red de Justicia Fiscal de América Latina y El Caribe convocaron al V Encuentro de Multiactores por la Justicia en Lima, Perú, del 25 al 26 de mayo. LATINDADD trabaja desde hace más de quince años en la región, incidiendo en temas de fiscalidad, arquitectura financiera, deuda y nuevas economías. Los objetivos de este evento fueron realizar un balance del desarrollo de la promoción de la Justicia Fiscal y de la incorporación de sus propuestas en los movimientos sociales en el marco del contexto actual; establecer propuestas sobre contenidos y estrategias de difusión, incidencia y movilización de cada sector que tengan el respaldo del conjunto del movimiento social por la justicia fiscal, y compartir las iniciativas más significativas de cada sector de organizaciones sociales en el trabajo de promoción de derechos, de la igualdad y defensa del territorio y cuidado de la naturaleza.

Alejandra Scampini de DAWN estuvo presente para aportar sobre las relaciones entre la política fiscal y su efecto en las desigualdades, así como para reflexionar sobre las contribuciones desde el feminismo hacia una mayor justicia social.

Como toda política económica, las acciones en materia de gastos e ingresos públicos tienen consecuencias distintas para hombres y mujeres. Abordar la política fiscal desde la perspectiva de género supone revelar estas implicancias y brindar elementos que permitan evaluar con mayor certeza el impacto de las políticas fiscales existentes, así como prever correctamente las consecuencias de cambios y reformas.

Existen abundantes antecedentes que dan cuenta de la trayectoria del análisis de género de la política de gasto público. Por el contrario, el abordaje de la política tributaria desde esta perspectiva es mucho más incipiente. Justamente por eso es importante que en este espacio de multiactores se convoque a economistas feministas y a organizaciones de mujeres que puedan contribuir en ese sentido.

En los recientes Foros Feministas anti OMC y G20 los análisis dieron cuenta del impacto de las medidas de ajuste y de austeridad, que determinan que exista poco espacio para avances en medidas de tributación justas. Revisar conceptos como hogar y familia, e incorporar el tema del trabajo de cuidado no remunerado es fundamental para ver cómo los sistemas de tributación profundizan las desigualdades y tienen un impacto diferencial sobre varones y mujeres.

La carrera a la baja en todos los estándares que la actual liberalización comercial y financiera promueve, especialmente estándares tributarios para atraer las inversiones extranjeras, lleva a que los Estados nacionales tengan cada vez menos espacio para hacer política nacional. En ese sentido, es importante rescatar los análisis de género de los presupuestos que pueden ilustrar las consecuencias en materia de género de las decisiones de gasto de los gobiernos. Por ejemplo: si un gobierno decide recortar sus gastos en áreas como salud, educación, infraestructura y servicios básicos, esto hace que las actividades del cuidado pasen a los hogares donde, dada la división sexual del trabajo, se generará una carga adicional sobre el uso del tiempo en trabajo de cuidado no remunerado por parte de las mujeres.

Desde DAWN destacamos esta contribución de la economía feminista en temas de estructuras tributarias que sostiene que para tener una visión integral del impacto de las políticas fiscales en la reducción de la desigualdad es preciso analizar no solo cómo se gasta, sino también cómo se recauda. En este sentido, estas fueron algunas de las estrategias compartidas por Scampini:

(1) “Nada se puede pensar sin cambios profundos y estructurales para cerrar las brechas de género y las desigualdades No en nuestro nombre, no vamos a ser incluidas en un modelo económico que está contaminado”. De este modo, reafirmó la necesidad de diseñar y poner en práctica modelos económicos alternativos que superen las visiones reduccionistas, fragmentadoras de políticas públicas que además instrumentalizan los derechos de las mujeres y los derechos a la autonomía económica de las mujeres.

(2) Se cuestionó el concepto de la “nueva economía” que nos quieren vender, que maquilla, instrumentaliza y justifica el patrón de acumulación vigente, y se pensaron caminos y narrativas alternativas para desafiar al sistema. “Para nosotres, las estrategias a poner en marcha tienen que ver con desenmascarar los discursos, identificar los vínculos entre los gobiernos capitalistas y el sistema racista, fundamentalista y heteropatriarcal”, es necesario recuperar las luchas históricas del movimiento feminista, como la legalización del aborto y los vínculos entre trabajo y cuidado, y pensar cómo esto tiene que ver con los modelos de desarrollo, propuso Alejandra Scampini en el encuentro de Latindadd.

(3) “El diálogo sobre la construcción de alternativas lo tenemos pendiente, tenemos que develar estas interconexiones entre los acuerdos comerciales, los modelos económicos y las desigualdades de género, clase, raza y etnia, entre otras”. El llamado es a una justicia económica, social, de género y ambiental anti racista, anti capitalista y anti patriarcal. Asimismo, tenemos que extender los debates sobre fiscalidad con perspectiva de género a otros colectivos. La diversidad no nos tiene que separar, nos tiene que enriquecer. “Compañeras lesbianas, trans, no binaries, afrodescendientes, migrantes, desplazadas, trabajadoras autogestionadas tienen que ser incluidas en las propuestas de desarrollo justas y sostenibles”

Finalmente, tiene que haber un trabajo colectivo de elaboración de estrategias de transición hacia un desarrollo alternativo. Revitalizar los debate sobre qué gobernanza económica global, para qué tipo de financiamiento, para qué tipo de desarrollo y para quiénes.

Los colectivos tenemos que insistir en mayor transparencia y rendición de cuentas, exigiendo mayores controles a los flujos financieros ilícitos y que se eliminen las exenciones fiscales y el tratamiento preferencial al poder corporativo.